domingo, 18 de mayo de 2014

Globalización neoliberal y repercusiones en la Educación


   La siguiente tarea que debíamos hacer como parte de nuestra formación en la asignatura de Tendencias Contemporáneas de la Educación, era analizar de forma crítica, tras una lectura comprensiva, el contenido del artículo La globalización neoliberal y repercusiones en la Educación, de Enrique Javier Díez Gutiérrez, ensayista y profesor titular de la Facultad de Educación de León. 
   A continuación he subido el artículo del que hablo, porque personalmente creo que no tiene desperdicio y la lectura del mismo resulta, como poco, reveladora si proyectamos nuestra imaginación a en lo que se puede convertir la Educación en este pais en un medio o largo plazo.


Definición de la palabra globalización, según el diccionario de la lengua española de la Real Academia Española:
"Tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales"
De esto nos habla básicamente este artículo, de la tendencia mundial de privatizar la enseñanza con un enfoque mercantilista que abastezca los mercados laborales y desarrolle aún más a la insaciable sociedad de consumo.

Resulta que la tendencia actual de las políticas educativas, especialmente occidentales, incluída como no, la de nuestro país, están ligadas a la eficacia, a los rendimientos académicos y a la excelencia, que fomentan la competitividad entre el alumnado al igual que ocurre en los mercados laborales, y la competitividad y la diferenciación entre los centros escolares.
Creo en el derecho a la libertad de enseñanza, pero no a cualquier precio; más respeto aún el derecho a la igualdad de oportunidades.

Los sistemas educativos deberían ser ideados para asegurar el derecho al conocimiento como bien público, y no como inversión económica y preparación para el mundo laboral. Pero es así. El fin último y el germen primero de esa finalidad es el acceso, parece ser, del mayor número de personas al mundo laboral con un alto nivel de calidad que se refleje en la prosperidad de la economía del país, como éxito del plan educativo establecido. Se trata, en definitiva, de revertir a la sociedad, al Estado, el fruto de su inversión.
Yo pensaba, ignorante de mí, que la economía debería estar al servicio del bienestar, no que era un fin en sí mismo. El objetivo de conseguir a través de la Educación el desarrollo pleno de la persona, con el fin último de formar a personas felices y realizadas, parece que es sólo una cuestión de pompa literaria en la redacción de las leyes educativas, puesto que visto lo visto, lo que parecen buscar es formar a los ciudadanos en perfectas máquinas productoras y satisfechas de tener un trabajo que les proporcione la oportunidad de consumir, que eso, parece ser, no es otra cosa que la felicidad. Ya lo comenté en otra tarea de este blog; no es cuestión de formar en 'querer tener´, sino en 'querer ser´. Y parece que por ahí ahora mismo, no van los tiros.

Ahora bien, cuando el Estado se lava las manos en materia de Educación, facilita el camino para que otros se ocupen de esa "difícil y costosa" tarea y descentraliza la obligación de asegurar un derecho social en igualdad de oportunidades para todos, ¿a quién le ponemos la hoja de reclamación cuando la brecha social sea de tal magnitud que no haya tirita que la disimule? Porque es obvio, tal y como podemos leer en el artículo de Enrique Javier Díez, que la diferenciación de clases será más evidente; un servicio público gestionado con técnicas de empresa privada, dejará fuera del sistema a todo aquél considerado "sin aptitudes", al igual que se quedan fuera de la empresa privada los que son considerados "improductivos".

Esta tendencia privatizadora, junto con los recortes económicos en educación, deja a la escuela pública como subsidiaria de la privada, que hará todo lo posible, como buena marca comercial, por mejorar sus rankings de puntuación llevándose a los mejores alumnos y alumnas consigo. Esto puede llevar, y es lo más probable, a que se formen auténticos centros gueto con el alumnado "desechado". Y una vez más; poderoso caballero es Don dinero, porque las familias con recursos podrán elegir "libremente" el tipo de educación deseada para sus hijos, y quién no los posean, no, amén que los chiquillos sean unos genios y se les rifen en los centros más elitistas como mejora de la nota media. Pero si no son ricos al menos en talento, la libertad de enseñanza será el derecho de unos cuantos, y el derecho a la igualdad de oportunidades, el de unos pocos. O que me expliquen que cabida tiene en esta tendencia neoliberal la discapacidad.

Sospecho que a alguien de "los de arriba", se le ha olvidado que el fin último de la educación, como vehículo de realización y desarrollo personal, es (o debería sin duda serlo) el construir entre todos, una sociedad más justa, solidaria y libre...pero para todos.